Los grandes mercados emergentes del Grupo de los Veinte están haciendo sentir un peso cada vez mayor en la economía internacional. Su integración en los mercados mundiales se profundizó mucho en las dos últimas décadas y está intensificando los "efectos de contagio" económicos en el resto del mundo.
En un momento en que se están empañando las perspectivas de crecimiento de China y otros grandes mercados emergentes, es crítico que las autoridades —tanto de los mercados emergentes del G20 como de los países que podrían sentir las repercusiones— entiendan los canales a través de los cuales una desaceleración podría reverberar en la economía mundial.
Los efectos de contagio en el crecimiento causados por los shocks internos de los mercados emergentes del G20 han aumentado en las dos últimas décadas, y hoy son comparables a los de las economías avanzadas, tal como detallamos en un capítulo analítico de la edición de abril de 2024 de Perspectivas de la economía mundial, en el cual examinamos también cómo se propagan esos shocks a las empresas e industrias de otros países a través del comercio internacional.
Estos efectos de contagio son especialmente pronunciados en el caso de China, que hoy hace variar el producto de los mercados emergentes tanto como Estados Unidos. Pero otros mercados emergentes del G20, como India, Brasil, Rusia y México, también tienen una influencia importante en el desempeño económico de sus vecinos.
Nuestras simulaciones, basadas en un modelo multinacional y multisectorial del comercio internacional, sugieren que una disminución de la productividad de los mercados emergentes del G20 podría reducir hoy el producto mundial tres veces más que en el año 2000.
Contagio a la industria
Desde el ingreso de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001, los mercados emergentes del G20 han duplicado su cuota en el comercio internacional y la inversión extranjera directa, y hoy generan un tercio del PIB mundial. Se han transformado en grandes importadores de productos manufacturados y grandes exportadores de bienes intermedios, sobre todo para manufactura y minería.
Progresivamente más integrados a las cadenas de valor mundiales, los mercados emergentes del G20 pueden ejercer una creciente influencia en las empresas de otros países.
Un aumento inesperado del crecimiento puede acelerar los ingresos de empresas extranjeras en sectores como equipos eléctricos, maquinaria y productos metálicos que son más dependientes de la demanda de los mercados emergentes del G20. La agilización del crecimiento de mercados emergentes como Indonesia y Türkiye también puede ayudar a las empresas extranjeras pertenecientes a sectores más dependientes de insumos más baratos.
Pero la revigorización del ritmo de crecimiento de los mercados emergentes también podría terminar ampliando su capacidad productiva en las etapas de elaboración y exportación de bienes que compiten directamente con los fabricados por empresas de otros países. Este efecto de competencia con las importaciones procedentes de países con mano de obra menos remunerada, como China y México, parece predominar en los sectores con fuerte dependencia de proveedores extranjeros; por ejemplo, textiles y productos químicos.
Es lógico entonces que los shocks sufridos por los mercados emergentes del G20 también puedan movilizar reasignaciones sustanciales de la actividad económica entre países y sectores.
Nuestro análisis muestra que la mayor parte de los sectores se contraerá como consecuencia de una amplia caída de la productividad, sobre todo en Asia. Pero los efectos de contagio no son uniformes, en especial si los sectores más afectados son los que están integrados en cadenas de valor mundiales. En ese caso, la mayoría de los sectores manufactureros —por ejemplo, textiles, metales y productos electrónicos— terminarán expandiéndose en el resto del mundo a medida que las empresas aprovechen la disminución del suministro proveniente de los mercados emergentes del G20.
El empleo también se ajustará en los países golpeados por esos efectos de contagio. Un shock positivo de la productividad de los mercados emergentes del G20 puede eliminar puestos de trabajo en los mismos sectores debido al aumento de la competencia, en tanto que los efectos de contagio que se propagan a través de sectores conectados por cadenas de valor internacionales suelen generar complementariedades y oportunidades.
Mayor responsabilidad
Los mercados emergentes del G20 —y sobre todo China— siguen haciendo sentir su presencia como fuente importante de efectos de contagio de alcance regional y mundial.
Las repercusiones negativas de la desaceleración del crecimiento de un mercado emergente del G20, especialmente después de un shock del lado de la oferta, podrían desestabilizar la trayectoria descendente de la inflación en economías avanzadas. En otras economías de mercados emergentes y en desarrollo, por su parte, esas repercusiones podrían ser más hondas y desbaratar la convergencia del crecimiento y del ingreso.
Un enfriamiento económico de China —potencia manufacturera sumamente integrada— podría resultar particularmente costoso. Ahora bien, la creciente importancia de todos los mercados emergentes del G20 significa que otros pueden contribuir a apuntalar la economía mundial. Una aceleración concebible del crecimiento de estos países podría generar repercusiones positivas de alcance mundial y añadir medio punto porcentual al crecimiento mundial.
La reasignación de actividad y empleo entre empresas y sectores debido a los efectos de contagio de los mercados emergentes del G20 puede resultar costosa, pero también crea oportunidades. Las reformas estructurales, particularmente en los mercados laborales y la regulación empresarial, podrían ayudar a los principales beneficiarios sectoriales de esa reasignación. Pero las autoridades también deberían instituir políticas inclusivas —entre ellas, un respaldo fiscal focalizado— para facilitar una reasignación eficiente de la mano de obra entre sectores y mitigar todo perjuicio distributivo causado por los efectos de contagio.
A medida que el poder económico mundial sigue cambiando de manos, conservan la prioridad una cooperación multilateral eficaz y una coordinación internacional de las políticas encaminadas a controlar los efectos de contagio y alejar los riesgos de fragmentación; entre otras cosas, mediante el fortalecimiento de la red mundial de seguridad financiera.
—Este blog se basa en el capítulo 4 de la edición de abril de 2024 de Perspectivas de la economía mundial: “Canje de posiciones: Los efectos de contagio reales de las economías emergentes del G20”.
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—Nicolas Fernandez-Arias es economista del Departamento de Estudios del FMI, donde Alberto Musso, Carolina Osorio-Buitron y Adina Popescu ocupan cargos de economista principal.